TODAS LAS TARDES
Todas las tardes, las benditas,
las ilusorias tardes
mi padre compra Avance. Testamentos
de cenizas, minucias
de la caducidad.
En el crepúsculo
crujen las grandes hojas tontas
que solo mi padre maneja
con esa desolada sagacidad.
La sombra
se está estirando como un gato
a sus pies. Luego salta
y con su mustio lomo roza
la mala suerte del país.
A oscuras
se va quedando todo, y hasta callan
allá en el fondo los cubiertos
voraces de conversación.
Y solo
arde el espacio cándido, la página
en que mi padre, a solas, viene a ser
el sacro corazón de lo fugaz.
Eliseo Diego