LAS ROPAS
¿Y cómo eran las ropas,
las obstinadas, fieles ropas
del abuelo? Su saco
de fervorosa pana,
¿cómo era? ¿Su chaleco
de áureo relumbre, su corbata
de litúrgico lazo, y aquel cuello
nevado desde siempre?
¿Y cómo para ir
al nocturno Liceo, y cómo
para la vasta misa?
¿Y para el fausto melancólico
de la prudente cena,
y para estarse inmóvil?
¿Y cómo el imposible,
absurdo peso de aquel paño,
fue la costumbre de sus días,
si ya, cegado espejo
de la quinta, se vuelve,
con la mágica lluvia,
misterio ya del sueño,
lienzo de la locura?
Eliseo Diego