MI ROSTRO
Como un extraño mi rostro se sorprende
cuando lo encuentro fugaz en los espejos,
sus labios tiemblan con angustioso dejo
como de infancia que cierta noche aprende
los harinados terrores del payaso.
Teme saberme tiniebla recubierto
de piel tan sólo, el instrumento incierto
donde mi nombre suena sordo. Acaso
si en el retablo lejano que desdoro
estas mis cejas nocturnas elocuentes
en las diversas especies del azoro,
el hondo surco, esta nariz sapiente
vieran al centro de mi pausado coro
quién el tambor del pecho dobla hiriente.
Eliseo Diego