UN DÍA 1
A Lilina
Un día
irás a la casita del pequeño jardín,
con nuestro libro entre las manos,
irás de prisa, ansiosa de llegar
por temor de que el llanto se te escape en la calle.
El día anterior
me habré marchado yo
después de una despedida entrecortada
en la que habremos dicho todo maquinalmente
porque la angustia nos ahogaba la razón.
Yo te habré prometido volver
y me estarás queriendo desesperadamente.
En las cosas más insignificantes,
verás mi huella, mi gesto, mi palabra
y todas las cosas estarán incompletas
porque les faltaré yo a todas las cosas.
Tendrás un nudo al cuello
que se desatará al llegar al jardín
y zafada una lágrima te sentirás morir.
Yo iré sin alma por la carretera
y me entrará un sopor de esos que traen los viajes
en los que se oyen voces lejanas
te veré danzar a un lado del camino.
Llegarás al pequeño jardín,
en la casita donde nos queríamos de tarde.
Te sentarás muy baja, casi en el suelo
y abrirás este libro y leerás estas palabras
yo pensaré allá lejos en que lo estás haciendo
y no podrás seguir.
Lo sostendrás abierto en tus rodillas,
se te despedirán los ojos sumergidos;
con su velo de llanto desplegado
se escaparán del libro
me seguirán durante todo el día
me alcanzarán cansados en el camino
y con la noche, haciendo un solo llanto
y una sola vigilia y un solo sueño con los míos
mientras tú estás allá, ciega de llanto
tus fieles ojos dormirán conmigo.
Agosto 1936.
Andrés Eloy Blanco
1 Original manuscrito. Biblioteca Nacional.