LOLITA
Pontifica el morado de sus ojeras
sobre los arrebatos de la cuadrilla
y en una Andalucía de reboleras
la envuelven los arrestos de Maravilla;
miradas temblorosas y carniceras
profundizan los oros de su mantilla
y se angustia la comba de sus caderas
como en una tortura de seguidilla...
Insensible al hechizo, sorda a la queja
que vierte la guitarra bajo su reja,
se pierde por las noches en el sendero,
y allá lejos la espera su serranía,
donde la acariciaron en la agonía
los ojos fulgurantes del bandolero...
Diciembre 1918
Andrés Eloy Blanco