LA QUE NO VUELVE
Ella fue el alma de mis viejos cantos;
yo la sentí muy cerca de mis penas;
santa fue mi pasión, mis versos santos,
y Ella fue sorda a las palabras buenas.
Ya nada encontrarán en las serenas
campiñas de la Vida mis quebrantos,
porque algo dicen al bullir mis venas:
—La Vida es una sola... para tantos...—
Cuando partió, la sed de mi esperanza
se fue tras su visión... En lontananza
temblaba el eco vivo de mis ruegos...
¡y en la falsa quietud de mi reposo,
sólo vio mi cerebro el doloroso
color de nada de mis ojos ciegos!...
1919
Andrés Eloy Blanco