DESPEDIDA DEL AMANTE
Los remos
gravitan ya sobre la piel del río
y el ancla está propicia. Destino: ¿Volveremos?
Tengo miedo al adiós, y siento el frío
de lo que no se sabe, del secreto
que guarda esta quietud... Las almas solas
como mi barca, tras del río quieto
esperan siempre el salto de las olas.
Hilo de luna... agua de paz... retiro...
manos de seda y luz... alma en las manos...
quietud... Alfredo de Musset... suspiro...
los besos mudos y los ruegos vanos...
La promesa de amor, y la promesa
de vivir nuestro amor hasta la muerte...
y el “hasta cuándo” ignorado, con esa
intangibilidad de la suerte.
La partida por fin: la corriente
que nos lleva al azar, a la Vida...
¡La mirada! ¡El espíritu ardiente
para el cual no hay posible partida!
Y la nube de tu blancura
suspensa en la sombra del río,
cual si en la noche llena de negrura
hubiera un lugar vacío...
1918
Andrés Eloy Blanco