POEMA IX
Dichoso tú, que no tienes el amor disperso... que no tienes que
correr detrás del corazón vuelto simiente de todos los
surcos, corza de todos los valles, ala de todos los vientos.
Dichoso tú, que puedes encerrar tu amor en sólo un
nombre, y decir el color de sus ojos, y medir la altura de su frente, y
dormir a sus pies como un fiel perro.
Dulce María Loynaz de Castillo