Como cayó en tus brazos mi alma herida
Por todo el Mal y todo el Bien: mi alma
Un fruto milagroso de la Vida
Forjado a sol y madurado en sombra,
Acogíase a ti como una palma
De luz en el desierto de la Sombra!...
Y la Armonía fiel que en mí murmura
Como una extraña arteria, rompió en canto,
Y del mármol hostil de mi escultura
Brotó un sereno manantial de llanto!...
Así lloré el dolor de las heridas
Y la embriaguez opiada de las rosas...
Arraigábanse en mí todas las vidas
Reflejábanse en mí todas las cosas!...
Y a ese primer llanto: mi alma, una
Suprema estatua triste sin dolor,
Se alzó en la nieve tibia de la Luna
Como una planta en su primera flor!
Delmira Agustini