NÓMINA DE HUESOS
Se pedía a grandes voces:
—Que muestre las dos manos a la vez.
Y esto no fue posible.
—Que, mientras llora, le tomen la medida de sus pasos.
Y esto no fue posible.
—Que piense un pensamiento idéntico, en el tiempo en que un
cero permanece inútil.
Y esto no fue posible.
—Que haga una locura.
Y esto no fue posible.
—Que entre él y otro hombre semejante a él, se
interponga una muchedumbre de hombres como él.
Y esto no fue posible.
—Que le comparen consigo mismo.
Y esto no fue posible.
—Que le llamen, en fin, por su nombre.
Y esto no fue posible.
César Vallejo