¿......
—Si te amara... qué sería?
—Una orgía!
—Y si él te amara?
Sería
todo rituario, pero menos dulce.
Y si tú quisieras?
La sombra sufriría
justos fracasos en tus niñas monjas.
Culebrean latigazos,
cuando el can ama a su dueño?
—No; pero la luz es nuestra.
Estás enfermo... Vete... Tengo sueño!
(Bajo la alameda vesperal
se quiebra un fragor de rosa.)
—Idos, pupilas, pronto...
Ya retoña la selva en mi cristal!
César Vallejo, 1918