HORAS DE JUNIO
Junio, jardín de junio, yo no quise
sino sólo una voz de tu ternura,
besar el aire que en sus ojos dura
y soltar en mis labios lo que dice.
Aire, junio en los aires ya predice
las imágenes muertas en la oscura
piedad de las palabras que apresura
la sola poesía que no quise.
Agua, en tus lluvias llévame ceñido
al campo de sus ojos, al latido
del corazón que halle en otra sombra.
Róbame a los espacios que su acento
busque al zar, fuera de luz y sombra.
Yo cubriré mi sombra con el viento.
Junio que no cumpliste el prometido
fruto del sacrificio, tú caminas
y a las treinta jornadas avecinas
el ave prodigiosa del olvido.
yo me quedo más solo que tu olvido
en la imagen creciente de tus ruinas.
¡Yo caminara lo que tú caminas!
¡Yo olvidara el olvido de tu olvido!
Por ti la angustia es llave de la puerta
que no se abrió de noche ni de día.
¡Agua de mis imágenes, tan muerta!
¿Noche de la implacable poesía!
Por ti la misma sangre, tuya y mía,
corre el alma de nadie siempre abierta.
Carlos Pellicer