INVENTARIO DE LA OSCURIDAD
Hay jovencitas que mean con estupor de rana,
Y hay húmedos cadáveres que se pudren a solas
Por las noches sin luna...
Hay hombres que ya nacen con un hueco en el pecho,
Y hay cerillas amargas que debilitan vírgenes
Por las noches sin luna.
Hay torrentes magnánimos de lágrimas que queman.
Y hay llorares cansinos como un ojo en el suelo
Por las noches sin luna...
Hay almohadas traidoras como un cristal purñisimo,
Y amigos venenosos como un lagarto en calma
Por las noches sin luna...
Hay mujeres que muerden los más tristes violines,
y aceros oxidados como alegres mendigos
Por las noches sin luna...
Y por las esperanzas,entre los huracanes,
Con párpados que suenan, nos tiemblan las muñecas
Por las noches sin luna...
Hay una densa atmósfera de camisas usadas
Que nos roza los muslos como un niño con miedo
Por las noches sin luna...
Y hay pozos profundísimos con gritos desde dentro,
Como la sal que apresa las raíces del sueño
Por las noches sin luna...
Y hay un hoyo en la tierra,sin medida, sin dueño,
Con líquenes de puente o con sonar de espanto
Por las noches sin luna...
Hay toros como fuentes,plenos como caballos,
Que enlazan nuestras piernas por fugas de repente
Por las noches sin luna...
Y hay misivas azules con noticias de partos,
Ý misivas de escarcha que matan parturientas
Por las noches sin luna...
Dulce leña otoñal, y estas manos no sirven
Para romper los timbres posados en mi oído
Por las noches sin luna...
Y hay atroces cencerros y hay tintas qye acenagan
Nuestro sueño brumoso cual niña moribunda
Por las noches sin luna...
Los árboles, los tréboles, los bueyes vegetales,
Las esquinas, los golpes, las acuosas doncellas
Por las noches sin luna...
Y por las azoteas, por los abecedarios,
Por las ramas más altas que hieren golondrinas
Por las noches sin luna...
Vienen dando altos saltos por inefables párpados
por las heladas manos próximas a la muerte
Por las noches sin luna...
Vienen feroces vientos desde odiadas provincias.
A sustentar las sombras que bordeamos a solas
Por las noches sin luna...
Camilo José Cela