EL HOMBRE PLANETARIO
XVIII
Juan Cordero, varón de miel oscura,
pecho de cuero, entraña enternecida,
capitán de los surcos
y maestro de escuela de los pájaros,
yaces sin vida cerca de tu casa,
como un saco de paja y de ceniza,
un saco agujereado
que el rocío humedece con sus lágrimas.
¿Qué crimen cometiste? Sólo un grito:
"Vivan los pueblos libres". Los soldados
dispararon sus armas
sobre ti, Juan Cordero y tus hermanos,
incendiaron las trojes
y arrasaron la tierra de tus padres.
(Dios estaba escondido en una granja
y contempló en silencio
el sacrificio de los inocentes
y su mundo en escombros).
Jorge Carrera Andrade