EL HOMBRE PLANETARIO
XVII
Oh, fábula moderna: los soldados
de plomo de los cuentos infantiles
cobran vida, se animan
y crecen, crecen, crecen,
hasta llegar a ser de más tamaño
que los hombres. Intentan
disparar con sus manos el relámpago
para encerrar el alba en una cárcel,
descolgar las estrellas
para adornar los hombros
y acudir al banquete de la noche.
Invaden por millares los jardines
y con oscuras máquinas de muerte
exterminan el verde de este mundo
cubriéndolo de ruinas,
de víctimas o estatuas
del Hombre Fusilado
en mangas de camisa.
Jorge Carrera Andrade