MAL HUMOR
Chimeneas de sombreros alados,
torcidas chimeneas, paréntesis de campo
en la ciudad, gargantas
por donde sube triste la canción de las cosas:
—la canción familiar de la marmita,
del grillo y el fogón en la oscura cocina,
la canción de la silla de ruedas
y hasta el rumor monjil que hacen las puertas.
¡Chimeneas hostiles como armas
del odio de la urbe contra el azul que canta!
¡Humo sobre los techos: silenciosos disparos
contra el vuelo celeste de los pájaros!
¡Bah! Subid hasta el cielo, apuntad los gorriones,
dejad la tierra oscura de los hombres...
Mi alma también es una chimenea
en que arde la canción de las vidas pequeñas,
chimenea de hollín
que escupe, día a día, un humo triste y denso
sobre el blanco papel del tomo inédito.
Jorge Carrera Andrade