IV
Cuando las penas miro
de tu martirio fuerte,
Amor, gimo y suspiro
como último remedio por la muerte.
Procuro por perderte,
perder contigo la enojosa vida
y, viéndola por ti más que perdida,
del gran placer que siento
vuelvo a vivir, y crece mi tormento.
Luis Barahona de Soto