¿Cómo estarás, palmera alucinada,
y no del mar del trópico en la orilla
sino en tu casa y entre silla y silla,
erguida, hecha una curva o acostada?
¿Silenciosa, indecisa, arrebatada?
Porque es así la doble maravilla:
rosa de té, la mano en la mejilla,
o silábica fuente desatada.
¿Cómo estarás, me dije, atravesando
paredes y aire con el pensamiento,
sobre una y otra almohada suspirando?
¿Cómo estarás, me digo en mi tormento,
esta tercera vez casi llorando,
y así diez veces, veinte, treinta, ciento?
Baldomero Fernández Moreno