De par en par abierta está mi casa:
una ventana innumerable y fría.
Hiélate más oh noche todavía
y aguja más aguja me traspasa.
Busca mi alma, una planicie rasa,
que hace apenas dos horas florecía,
con un lirio de oro en agonía.
Penetra, agota, pisotea, abrasa.
Si te has propuesto verme enloquecido,
mírame ya, los ojos en el techo,
el rostro por un brazo en dos partido
mientras descansa el otro sobre el pecho.
Mátame, noche, que ya estoy tendido,
rodeado de recuerdos y en mi lecho.
Baldomero Fernández Moreno