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REMINISCENCIA INMORTAL
(de Schiller)

Para el álbum de la poetisa peruana
Juana Rosa de Amézaga

Dime, amiga, la causa de este ardiente,
Puro, inmortal anhelo que hay en mí:
Suspenderme a tu labio eternamente,
Y abismarme en tu ser, y el grato ambiente
De tu alma inmaculada recibir.

Semejante al esclavo que se entrega
A duro vencedor sin resistir,
Mi alma anhelante, fugitiva, ciega,
¿No es cierto que hasta ti sus alas llega
Y que su beso te hace sonreír?

Dime ¿por qué se aleja de su dueño?
¿Su prístina morada busca en ti?
O, rompiendo su cárcel mientras el sueño,
Busca tal vez con ardoroso empeño
En ti una hermana de otra edad feliz?

Es tiempo que pasó, tiempo distinto,
¿No era de solo un ser nuestro existir?
¿Acaso el foco de un planeta extinto
Dio nido a nuestro amor en su recinto
En días que vimos para siempre huir?...

¡Uno éramos no más!... A mí ligada,
Estrechamente a mí, la ya pasada
Etemidad te halló; mi estro bendito
Del pasado en las tablas de granito
De nuestra unión la cifra vio grabada.

Y en ese íntimo lazo, en esa aurora
De etema luz, el mundo a la creadora
Fuerza de un Dios que en nuestro brazo había
Entregado nos fue; él recibía
Vida de nuestra mano genitora.

A nuestro paso el néctar codiciado,
De eternas fuentes al espacio enviado,
Esparcía sus ondas voluptuosas.
El sello misterioso de las cosas
Nos era con tocarlo revelado.

Veloz el pensamiento descendía
Al caos, y la luz resplandecía!
Ora por leves alas empujados,
A cima luminosa transportados,
La celeste Verdad nos sonreía...

¡Aquel Dios ya no existe, oh compañera!
¡Llora! de esa Alma que al Edén naciera
Somos apenas míseros despojos...
Empero, ya se enciende en nuestros ojos
La llama del amor que antes ardiera.

Reanudará el Amor nuestro destino;
Del cielo emprenderemos el camino,
Y de un ignoto sol el hemisferio,
Sumiso a nuestra voz, será el imperio
Que guarde intacto nuestro ser divino...

¡Esa la causa es de aqueste ardiente,
Puro, inmortal anhelo que hay en mí:
Suspenderme a tu labio etemamente,
Y abismarme en tu ser, y el puro ambiente
De tu alma inmaculada recibir!

Por eso cual esclavo que se entrega
A duro vencedor sin resistir,
Mi alma anhelante, fugitiva, ciega,
Volando hada tu labio su ala pliega
Sobre tu cuello que envidió la hurí.

Por eso mi alma, huyendo de su dueño
Su prístina morada busca en ti;
Y dejando a los cuerpos en su sueño.
A la tuya se enlaza en halagüeño
Éxtasis desañando el porvenir...

¿Tú también como yo?... Sí; tú has sentido
En el pecho el dulcísimo latido
Con que anuncia su fuego la pasión:
Amémonos los dos, y pronto el vuelo
Alzaremos felices a ese cielo
En que otra vez seremos como Dios.

autógrafo

Antonio José Restrepo


Traducciones

alemán Originalfassung von Friedrich Schiller

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