CARAVANA DE COBIJA
1866
La estrella de los cateos
entra en las manos de Coca
Dice José Santos Ossa:
—¡Deme el diablo un derrotero!
Pálido el indio hasta el hueso
Donde Dios, sombrío, llora,
Persigna su frente angosta:
—¡No somos hijos de perro...!
Y con negrísimo ceño:
—¡A usted el Santos le sobra...!
Ríe el patrón y en sus botas
Fragua el polvo de un vago enredo.
Hermenegildo, sin gestos
Seguro en su diestra toma
Oscura tierra y la sopla
Sobre el rostro del misterio:
—Ahora sólo esperemos
lo que nos triga la aurora...—
Mordiendo luna entre lomas,
Las mulas caen al sueño.
El saco frío del cielo
De vetas puras se corta,
¡si pudiera Santos Ossa
volcarlo en su campamento!
Andrés Sabella