IV. PIEDAD
¡No porque está callada
y ya no te responde, la motejes;
no porque yace helada,
severa, inmóvil, rígida, la huyas;
no porque está tendida
y no puede seguirte ya, la dejes;
no porque está perdida
para siempre jamás, la sustituyas!
Julio 9 de 1912
Amado Nervo
Y en Obras completas, Madrid, Aguilar, 1972 (Los Grandes Clásicos).