LO MÁS INMATERIAL
Me dejaste —como ibas de pasada—
lo más inmaterial que es tu mirada.
Yo te dejé —como iba tan de prisa—
lo más inmaterial, que es mi sonrisa.
Pero entre tu mirada y mi risueño
rostro quedó flotando el mismo sueño.
Amado Nervo
Y en Obras completas, Madrid, Aguilar, 1972 (Los Grandes Clásicos).