ENXIENPLO DE LA RAPOSA QUE COME LAS GALLINAS EN LA ALDEA
Estrofas 1412-1424
«Contesçió en un aldea, de muro byen çercada,
que la presta gulhara así era vezada,
que entrava de noche, la puerta ya çerrada
e comía las gallinas de posada en posada.
»Teníanse los del pueblo della por malchufados:
çerraron los portiellos, feniestras e forados;
desque s' vido ençerrada, diz': «Los gallos furtados
désta creo que sean pagados e escotados».—
»Tendiose a la puerta del aldea nombrada,
físose como muerta, la boca rregañada,
encogidas las manos, yerta, desfegurada:
disíen los que pasaban: «¡Tente esa
trasnochada!»—
»Passava de mañana por y un çapatero,
«¡O!», diz', «¡qué buena cola!
¡Más vale que un dinero!
Faré traynel della para calçar lygero».—
Cortola e estudo más queda que un cordero.
»El alfajeme pasava, que venía de ssangrar.
«El colmillo désta», dixo, «puede aprovechar
para quien dolor tiene en muela o en quexar».—
Sacól' el diente: estudo queda syn se quexar.
»Una vieja passava, que l' comió su gallina.
Diz': «El ojo d' aquesta es para melesina
a moças aojadas e que han la madrina».—
Sacógelo e estudo sosegada la mesquina.
»El físico pasava por aquesta calleja.
Diz': «¡Qué buenas orejas son las de la golpeja
para quien tiene venino o dolor en la oreja!»—
Cortólas e estudo queda más qu' una oveja.
»Dixo este maestro: «El coraçón del rraposo
Al tremer del coraçón es mucho provechoso».—
Ella diz': «¡Al diablo catedes vos el polso!»—
Levantóse corriendo e fúxo por el coso.
»Dixo: «Todas las cuytas puede ome sofrir;
mas el coraçón sacar e muerte rresçebir
non lo puede ninguno nin deve consentyr:
lo qu' enmendar non se puede, non presta arrepentyr».—
»Deve catar el ome con seso e con medida
lo que fazer quisiere, que aya dende salyda.
ante que façer cosa que l' sea rretrayda:
cuando teme ser preso, ante busque guarida.
»Desque ya es la dueña de varón escarnida,
es dél menospreçiada e en poco tenida,
es de Dios ayrada e del mundo aborrida,
pierde toda su onrra, la fama e la vida.
»E pues tú a mí dizes rasón de perdimiento
del alma e del cuerpo, muerte e enfamamiento,
yo non quiero fazerlo, ¡vete syn tardamiento!,
sy non, dart' he gualardón qual tu meresçimiento.—
»Mucho temió la vieja deste bravo dezir:
«Señora,» diz', «¡mesura, non me
querades ferir!
puédevos por ventura de mi grand pro venir,
como al león vino del mur en su dormir».
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, 1320