DE LO QUE SE FAZE MIÉRCOLES CORVILLO E EN LA QUARESMA
Estrofas 1173-1209
Desque ovo la dueña conplida la fazienda,
muvió todo el real e mandó coger su tyenda;
anda por todo el mundo e manda fazer emienda:
los unos a los otros non se pagan de contyenda.
Luego el primer día, el miércoles corvillo,
en las casas do entra, çesta nin canistillo
non dexa, tajador, baçín nin cantarillo,
que todo non lo muda sobre linpio librillo.
Escudiellas e sartenes, tinajas e calderas,
canadas e barriles, todas cosas casseras,
todo lo faz' lavar a las sus lavanderas,
espetos e greales, ollas e coberteras.
Rrefaze las moradas, las paredes repega,
dellas faze de nuevo e dellas enxalvega:
do lo ella veer puede, suzidad non se allega:
salvo a don Carnal, no sé a quién non plega.
Bien como este día para el cuerpo repara,
así en este día para el alma se para:
a todos los xristianos llama con buena cara,
que vayan a la iglesia con la conçiença clara.
A los que allá van con el su buen talente,
Con çeniza los cruza con rramos en la fruente:
Dizeles que se conoscan e que les venga en miente
Que son çeniza e tal tornarán çiertamente.
Al xristiano cathólico dale el santo sino,
porque en la quaresma biva santo e dino;
da mansa penitençia al pecador indino,
ablanda rroble duro con el su blando lino.
En quanto ella anda estas obras faziendo,
don Carnal, el doliente, yva salud aviendo:
yvase poco a poco de la cama yrgyendo,
pensó cómo feziese con que fuese rriendo.
Dixo a don Ayuno el domingo de Ramos:
«Vayamos oy a misa, señor, vos e yo amos;
vos oyredes la misa e yo rresaré los salmos;
oyremos la pasión, pues valdíos andamos».—
Rrespondió el Ayuno que desto le plazía:
rreçio es don Carnal; mas, flaco se fazía:
fueron a la iglesia, mas non a lo qu' él dezía:
de lo que l' dixo en casa, ally se desdezía.
Fuxo de la iglesia, fuese a la Judería:
rresçibiéronle bien en su carniçería,
pascua de pan cençeño entonçe les venía:
a ellos con él plugo e él vido buen día.
Luego lunes mañana, don Rraby Açebyn,
por le poner en salvo, prestole el su rroçín:
pasose muy ayna 'n estremo de Medelín;
dixieron los corderos: «¡Be! ¡he aquí la
fyn!»
Cabrones e cabritos, carneros e ovejas
davan grandes balidos, dizen destas conssejas:
«Sy nos lieva de aquí Carnal por las callejas,
a muchos de nos e vos tirarán las pellejas».—
Prados de Medelín, de Cánçeres, de Troxiello,
La Bera de Plasençia fasta Valdemoriello,
toda la Serranía el presto mançebiello
alboroçó ayna e fizo grand portiello.
El canpo de Alcudia e toda Calatrava,
el canpo de Hazalvaro, en Valsavin entrava,
en tres días lo anda; semeja que bolava,
el rroçín del rrabí con miedo byen andava.
Desque l' vieron los toros, enerisan los çerros,
los buxyes e las vacas repican los çençerros,
dan grandes apellidos terneras e beçerros:
«¡Aba! ¡aba! ¡vaqueriços, acorrednos con
los perros!».
Enbió las sus cartas ado andar non pudo,
e por estas montañas e en la sierra estudo;
e contra la Quaresma estava malsañudo;
pero de venir solo non era atrevudo.
Estas eran las cartas, el testo e la glosa:
«De nos, don Carnal, fuerte matador de toda cosa,
a ty, Quaresma flaca, magra e vil e sarnosa:
non salud, mas sangría, como a seca, flemosa:
»Byen sabes cómo somos tu mortal enimigo:
enbyamos nos a ty al Amuerço, nuestro amigo,
que por nos te lo diga, cómo seremos contigo,
de oy en quatro días, que será el domingo.
»Como ladrón veniste de noche, al escuro,
estando nos dormiendo e yaçiendo sseguro;
non te nos defenderás en castiello nin en muro,
que de ty non ayamos el tu cuero maduro».—
La nota de la otra veníe a todos: «Nos,
don Carnal, poderoso, por la graçia de Dios,
a todos los xristianos, moros e judiós:
salud con muchas carnes sienpre de nos a vos.
»Byen ssabedes, amigos, en cómo ¡mal pecado!
oy ha ssiete semanas fuemos desafiado
de la falsa Quaresma e del mar ayrado:
estando nos seguro fuemos della arrancado.
»Por ende vos mandamos, vista la nuestra carta,
que la desafiedes ante que dende parta;
gardatla que non fuya, qu' a tod' el mund, enarta;
enbiátgelo dezir con doña Merienda harta.
»E vaya el Almuerço, que es más apreçebido,
e dígal' qu' el domingo, ante del sol salido,
ymos lydiar con ella, faziendo grand' roydo:
sy muy sorda non fuere, oyrá nuestr' apellido.
»Nuestra carta leyda, tomad della traslado,
datla a don Almuerço, que va con el mandado:
non se detenga y e va luego privado.
dada en Valdevacas, nuestro lugar amado».—
Escriptas son las cartas todas con sangre biva.
todos con el plazer, cada uno por do yva,
dizen a la Quaresma: «¿Dó t'esconderás
catyva?»—
ella aquesta rasón avíala por esquiva,
Porque ella non avía las cartas rresçebidas;
mas de que gelas dieron e las ovo leydas,
rrespondió muncho flaca, las mesiellas caydas,
diz': «¡Dios me guardará destas nuevas oydas!»
Por ende cada uno esta fabla decuere:
«quien a su enemigo popa, a sus manos muere»:
quien a su enemigo non mata, si podiere,
su enemigo a él matará, si cuerdo fuere.
Dizen los naturales que, si non son las vacas,
mas que todas las fenbras son de coraçón flacas,
para lydiar non firmes, mas qu' en afrecho estacas;
salvo si son vellosas, ca estas son berracas.
Por ende doña Quaresma de flaca conplisión
rrecelose de la lyd o muerte o grand' presión:
de yr a Jerusalén fecho a su promisión:
para pasar la mar fecho ha su amisión.
La dueña en su rrepto puso día ssabido
fasta quando lidiase: byen lo avedes oydo:
non avíe porqué lidiar con su vençido;
syn vergüença se pudo yr al plaço cunplido.
Lo ál, es ya verano e non vienen del mar
los pescados a ella para la ayudar;
otrosy dueña flaca sola non puede lydiar:
por todas estas cosas non quiso esperar.
El Viernes de indulgençias vestió una esclavina,
grant sonbrero rredondo, mucha concha maryna,
bordón lleno de ymágenes, en él la palma fyna,
esportilla e cuentas para reçar ayna.
Los çapatos rredondos e bien sobresolados,
echó un grand' dobler sobre los sus costados.
Gallofas e bodigos lyeva y condesados:
destas cosas romeros andan aparejados.
Deyuso del su sobaco va la mijor alfaja:
calabaça bermeja, más que pyco de graja:
bien cabe un açunbre e más una miaja:
non andarían rromeros syn aquesta sufraja.
Estava demudada desta guisa que vedes;
el Sábado de noche saltó por las paredes,
diz': «Vos, que me guardades, meto que non me tomedes,
ca «todo pardal viejo no s' toma en todas redes».
Ssalyó mucho ayna de todas esas calles;
diz': «Tu, Carnal sobervio, meto que non me falles».—
Luego aquesta noche fuese a Rronçesvalles.
¡Vaya e Dios la guíe por montes e por valles!
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, 1320