EL MIEDO ENTRA EN LA BLANCURA; AÚN
El miedo entra en la blancura; aún
sus alas hienden la serenidad
y disciernen la sal y la ceniza.
Lívidas hélices y, en el espesor,
lentitud de los pájaros, augurios
en las venas azules de las aguas.
Ah pétalos temibles, semejantes
a las escamas puras de la cólera.
Ah pena corporal, amor herido,
animal de la luz, pueblo abrasado.
Antonio Gamoneda