AQUELLOS CÁLICES
Aquellos cálices
¿Quién habla aún al corazón abrasado cuando
la cobardía ha puesto nombre a todas las cosas?
Silba el adverbio del pasado. El cobre silba en huesos juveniles, pero
es el día del invierno. Alguien prepara grandes sábanas
y restablece la oquedad. Sólo hay sustancia en ti, sustancia
azul de desaparecidos.
Aquellos gritos. Y las banderas sobre nosotros.
Ah las banderas. Y los balcones incesantes: hierros entre la luz,
hierros más altos que la melancolía, nuestro alimento.
Cae la máscara de Dios: no había rostro.
¿Quién habla aún al corazón amarillo?
Antonio Gamoneda