CAMPESINO DE NEGROS
En su casita de nipa
vive soñando pobrezas
el labrador de la Isla.
Su corazón de gacela
lleva el paisaje del mar
verde del cañadulzal.
Mar que emerge, con sudores
de su frente y de su brazo:
la aurora pone en los brotes
potencias de su trabajo
y el véspero refrigera
tan ardorosa faena.
Verde mar que crece irguiendo
su superficie ondulante
cuando es sembrado pequeño
con nostalgias de oleaje,
y el arado lo navega
rubricándolo de estelas.
Extiende luego sus aguas
sobre la Isla, la embruja
con jades, con esmeraldas,
y brillan en sus espumas
las lágrimas del labriego,
las gemas de su desvelo.
Labriego que entre ternezas
lo arropa con su humildad
en un silencio sin quejas
e ignorando lo que da
dora las playas, de azúcar,
¡Milagros de su amargura!
El mar ya se ha hecho cosecha
y otro anegará la Isla
de edulcorada riqueza.
Tras cada misión cumplida
él contempla el Canlaón (1)
que le habla del Dios de amor.
Y es feliz bajo el cocal,
o junto al río cansado
que lame el cañaveral...
bajo el mango y el papayo...
O contando las estrellas
de las nocturnas leyendas.
Cañipajizo es su hogar,
tibio como la mañana;
en él masca buyo y cal,
su morisqueta granada
y un pescadito que el sol
seca y le da más sabor.
En su casita de nipa
vive soñando pobrezas
el labrador de la Isla.
Su corazón de gacela
es el llano patriarcal
del verde cañadulzal.
Adelina Gurrea
(1) El Canlaón es el nombre nativo del volcán Malaespina que abre su cráter sobre un cono ciclópeo en la cadena montañosa que divide la Isla en dos partes longitudinalmente.