REBELDÍA NOSTÁLGICA
Ya nada suena a entonces, nada suena.
Todo chirría ahora su estridencia,
la música es bramido de tambores
ahogando suavidades de cadencia.
Sólo aguijón contiene la colmena,
la miel no se hizo o se secó en las flores.
El cerebro encabrita su pirueta
con rebrincos hacia lo original
y ambicionan la gracia del poeta
agrias caricaturas de verso existencial.
Ya nada suena a entonces, nada suena.
La charca tiene ranas, ranas, ranas,.
Y todo es charca...; sin lagos y sin mar;
mar con su luna llena
o rocío en la luz de las mañanas.
Sólo charcas...,
charcas con su croar, croar, croar.
Ya nada suena a entonces,
hasta el ultramoderno genial predicador
exhorta con cornetas y con bronces,
sin esquilas que llamen al amor.
Se pretende rezar y no se reza
pues la oración reclama aquel acento
sencillo de la paz de la pobreza,
lejos del tono agrio y del resentimiento.
Ya nada es como antes,
la humanidad se entorbellina el corazón
con locuras de títeres tremantes,
los unos se hacen cientos, los cientos se hacen miles
para un solo rebaño en frustración.
Todos somos iguales,
se extinguió la ordenada variedad.
Todos queremos molicies, carnavales...
todos somos iguales...
¡Ruines payasos de la Humanidad!
Adelina Gurrea