EN EL POZO SIN FONDO
De noche el fantasma del sol
se aparece en los sueños
que añoran a la luz
y que él mismo suscita.
No en figura
de alta inflamada esfera
comparece; no oculto
tras inventadas nubes
o entre soñadas enramadas
se presenta; no abate
—por no cegar— su brillo:
no aparenta ser luna
o afecta ser espejo,
ya de cristal, ya de agua.
Súbitamente entra
en el pozo sin fondo
ni brocal, en el río
que remonta su cauce,
en el mar
al que ahogan sus olas.
Como un dios
solo y suicida llega,
a donde todo es hambre
de luz, la aparición
hecha de luz tan sólo.
¿Desde qué sol ya muerto?
Ángel Crespo