AL RUISEÑOR MEXICANO*
Hubo una selva y un nido
y en ese nido un jilguero
que alegre y estremecido,
tras de un ensueño querido
cruzó por el mundo entero.
*
* *
Que de su paso en las huellas
sembró sus notas mejores,
y que recogió con ellas
al ir por el cielo, estrellas,
y al ir por el mundo; flores.
*
* *
Del nido y de la enramada
ninguno la historia sabe;
porque la tierra admirada
dejó esa historia olvidada
por escribir la del ave.
*
* *
La historia de la que un día
al remontarse en su vuelo,
fue para la patria mía
la estrella de mas valía
de todas las de su cielo.
*
* *
La de aquella a quien el hombre
robara el nombre galano
que no hay a quien no le asombre
para cambiarlo en el nombre
de Ruiseñor Mexicano.
*
* *
Y de la que al ver perdido
su nido de flores hecho,
halló en su suelo querido
en vez de las de su nido
las flores de nuestro pecho.
*
* *
Su historia... que el pueblo ardiente
en su homenaje más justo
viene a adorar reverente
con el laurel esplendente
que hoy ciñe sobre su busto.
*
* *
Sobre esa piedra bendita
que grande entre las primeras
es la página en que escrita
leerán tu gloria infinita
las edades venideras.
*
* *
Y que unida a la memoria
de tus hechos soberanos,
se alzará como una historia
hablándoles de tu gloria
a todos los mexicanos.
*
* *
Porque al mirar tus destellos
resplandecer de ese modo,
bien puede decirse de ellos
que el nombre tuyo es de aquellos,
que nunca muere del todo.
Manuel Acuña
* Ángela Peralta