SONETO
A MI QUERIDO AMIGO Y MAESTRO MANUEL DOMÍNGUEZ
Sabiendo, como sé, que en esta vida
Todo es llanto, tristeza y amargura,
Y que no hay ni siquiera una criatura
Que no lamente una ilusión perdida.
Sabiendo que la dicha apetecida
Es la sombra y no más de una impostura,
Y que la sola aspiración segura
Es la que al sueño eterno nos convida:
Mi voz no puede levantar su acento
Para desearte, á más de los que tienes,
Otros años de lucha y sufrimiento;
Pero mi voz te da sus parabienes,
Porque sé que hasta el último momento
Brillará la honradez sobre tus sienes.
Manuel Acuña