EL GRITO DE LAS ANTORCHAS
He aquí que comienza el resonar de los martillos.
Golpear, golpear de los martillos
que construirán las ciudades futuras.
Ya se escucha un galope en todos los cantos.
Hombres nuevos surgidos del yunque,
formados por el escoplo,
arrullados por el monorritmo de los martillos,
yo iré un ágil día de verano
entre vuestra turba regida por un sistema planetario de ideas.
Yo galoparé hacia la ciudad futura
que hemos visto destacarse en la puesta del sol.
Hombres nuevos
que podíais muy bien ir desnudos,
porque sois hermosos
y de fuertes, y de libres cabelleras.
Yo he soñado en fundar una gran ciudad sin cópulas.
Oh babélicos,
que solo sabréis hablar
un solo lenguaje fraternal y semejante a la hierba por su sencillez.
Nosotros levantaremos una ciudad más bella que una mujer.
Traed la hoz, traed el canto también y los martillos.
Traed la azada y el compás, la escuadra. Traed el tránsito.
Traed el hierro en sus diez mil transformaciones.
Que nadie ha de confundirnos, oh Babélicos.
Y si por un momento se confunden nuestras lenguas a causa del entusiasmo,
a causa del canto de las armas de trabajo,
tenemos una sola palabra
para hablar a todas las razas de la tierra.
Más fuerte que la luz es la palabra:
LENIN.
Aurelio Arturo
Publicado en Suplemento literario ilustrado de El Espectador, en 1928.