A veces me dan ganas de llorar
¡Agua, no huyas de la sed, detente!
Alarga el día en matinal hilera
Cuando se mira los faroles rojos
En el rigor del vaso que la aclara
En la red de cristal que la estrangula
Esta noche sin luces y esta lluvia constante
Lleno de mí, sitiado en mi epidermis
Mas la forma en sí misma no se cumple
Mas en la médula de esta alegría
¡Mas qué vaso —también— más providente!
No obstante —¿por qué no?— también en ella
¡Oh inteligencia, soledad en llamas
Pero el vaso en sí mismo no se cumple
Pero en las zonas ínfimas del ojo
Por el amplio silencio del instante
Porque desde el anciano roble heroico
Porque el hombre descubre en sus silencios
Porque en el lento instante del quebranto
Porque los bellos seres que transitan
Porque raro metal o piedra rara
¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo