CENIZA EN OXFORD
Os miro,
y veo despojados vuestros jóvenes cuerpos,
y apenas reconozco vuestras antiguas diferencias.
Sólo algún diente de metal, porque aquellas sonrisas
se han transformado en el horror de un bostezo profundo.
Tampoco reconozco la distinción de vuestra raza,
hecha de timidez y de rapiña,
mientras mi voz os suena funeral, en la distancia breve
que va de un esqueleto a otro esqueleto.
Porque os hablo de un muerto,
de alguien que está alojado en la humedad perpetua,
y no es verdad que esté más vivo que nosotros,
como pretendo aseguraros.
Cae ceniza detrás de las ventanas,
muertas hojas sin savia, y el espectro del cielo
sin color.
(Tan sólo un poderoso cadáver que soñara
nos pudiera crear de esta manera).
Francisco Brines