EVOCACIÓN EN PRESENCIA
Os veía atender, discutir suavemente,
y en alguno un sensible calor apasionado
cada vez menos cierto,
(y me encontré buscando el tiempo que vivimos juntos,
a tan larga distancia esta ciudad, la luz tardía de estos días,
la juventud que os habitó,
la vida que, no sé en quienes de vosotros,
ya ha trocado la muerte en infortunio.
Y arañé con las manos el olvido,
con dientes codiciosos desgarré los recuerdos,
y era impotente la memoria
y humillación el llanto.
Pude, con milagroso esfuerzo, abrir los ojos,
con moribundo impulso,
a la perdida realidad...)
De nuevo estaba este momento
transitando a su muerte,
y os veía atender, con suavidad discutiendo las voces,
y una risa brotó, feliz, de pronto,
con sonido de tiempo,
hermosa para el corazón.
Y os estuve mirando con profundo cansancio
porque el viaje había sido largo, y era grande
la turbación de mi conciencia;
después pude advertir
la seriedad que había en vuestros rostros.
Francisco Brines