Adiós, libélula, adiós patraña dulce
Florece ya, mi Dios, y resucita
Fue una temeridad de adolescencia
Inatrapable esencia, mar de olvido,
Ni Cole Porter ni este poeta que ama bajo las almas de los saxos
No debe confundirse una emoción del alma
Una taza de música voy a tomar contigo