SONETO FINAL
Y cerraré los ojos para siempre, algún día
y habrá noches de estrellas que ya nunca he de ver
y cantará otra boca lo que cantó la mía,
cuando pasan las nubes en el atardecer.
Y habrá polvo en los bordes de la copa vacía
donde exalté mi ensueño y aturdí mi placer.
Y en las tardes de otoño lloverá todavía,
para que otro hombre triste recuerde a otra mujer.
Todo será lo mismo, y a la vez diferente,
habrá rosas y besos naciendo dulcemente
y un niño sin infancia caminando hacia el mar...
Y yo seré la sombra de un viajero tardío
que quiso ser el cauce donde pasara un río,
y fue solo una nube que no volvió a pasar.
José Ángel Buesa