TABARÉ
LIBRO PRIMERO
CANTO SEGUNDO
IX
Cayó la flor al río.
Se ha marchitado, ha muerto.
Ha brotado en las grietas del sepulcro
Un lirio amarillento.
La madre ya ha sentido
Mucho frío en los huesos
La madre tiene, en torno de los ojos,
Amoratado cerco;
Y en el alma la angustia,
Y el temblor en los miembros,
Y en los brazos el niño que sonríe,
Y en los labios un cántico y un ruego.
Cayó la flor al río
Está dormido el viento;
El tigre en el flotante camalote,
Y en el nido los pájaros pequeños.
Los párpados del niño se cerraban.
Las sonrisas entre ellos
Asomaban apenas, como asoman
Las últimas estrellas a lo lejos.
Los párpados caían de la madre
Que, con esfuerzo lento,
Pugnaba en vano porque no llegasen
De su pupila al agrandado hueco.
Pugnaba por mirar al indio niño
Una vez más al menos;
Pero el niño para ella, poco a poco,
En un nimbo sutil se iba perdiendo.
Parecía alejarse, desprenderse,
Resbalar de sus brazos, y por verlo,
Las pupilas inertes de la madre
Se dilataban en supremo esfuerzo.
Juan Zorrilla de San Martín