NOCTURNO DE LA ESTATUA
A Agustín Lazo
Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las flechas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien cien veces
hasta oírla decir: «estoy muerta de sueño».
Xavier Villaurrutia
Muchas gracias a Raúl Maldonado Sánchez, que nos envió la corrección del último verso, y gracias a su Nostalgia de la muerte, tercera edición de la Editorial Coyoacán, México, 1999. Colección Reino Imaginario, con introducción de Marco Antonio Campos, hecha en julio de 1980. Esto se aparta del verso
hasta oírla decir: «estoy muerta de miedo».
que trae la versión de José Olivio Jiménez.