EPITAFIO
Para borrar tu nombre,
ardiente cuerpo que en la tierra aguardas
como un dios el olvido, aquí te nombro,
límite de una vida, aquí, preciso
cuerpo que ardió. No tumba: tierra libre.
Dejad al paso la mirada lenta,
la que una piedra dura os reclamara,
o la que pide un árbol sin sus pájaros,
casto en la noche, en su velar desnudo.
Nunca el rumor de un río aquí se escuche.
En la profunda tierra el muerto vive
como absoluta tierra.
Pasa, humano:
no sonarán tus pasos en un pecho.
Vicente Aleixandre