PÁJARO DE LA NOCHE
Fronda. Noche cerrada. Ausente el cuerpo,
se captarían
imágenes borrosas, a su contacto nítidas.
Volúmenes de sombra desalojan
el aire claro de la luna.
Es inútil pensarlo. De luz y seda, nada.
Pero presencia de presencia
de frío y tacto, de planos repetidos.
Si surges tú, pájaro de la noche,
trasvaso a ti la comprobación de la noche.
Tu cola larga y plumada
resbala sobre el hielo del aire sólido.
La pesantez estática del viento
supone más tu densidad, oh pájaro,
que lu ligereza.
Y si quisieras lanzar de tu garganta luces,
las veríamos caer en arco grave,
gotas heladas para los suelos nocturnos,
inhallables sin onda y sin destello.
Te miro así, casi en vacío,
nudo de sombra, ruiseñor,
mudo bloque de ébano.
Preciso molde, la noche
se cerró sobre ti, te apretó en ella
y te retuvo inmóvil, hecho tú vena líquida,
cuajándote en silencio.
Y al apuntar el alba se quebrantó la cárcel
en dos, y tú emergiste,
estálico y opaco, de entre las negras valvas,
con volumen y forma, helado y cierto.
Vicente Aleixandre