EL PAPAGAYO, EL TORDO Y LA MARICA
Oyendo un tordo hablar a un papagayo,
quiso que él, y no el hombre, le enseñara;
y con sólo un ensayo
creyó tener pronunciación tan clara,
que en ciertas ocasiones
a una marica daba ya lecciones.
Así, salió tan diestra la marica
como aquel que al estudio se dedica
por copias y por malas traducciones.
Conviene estudiar los autores originales, no los copiantes y malos traductores.
Tomás de Iriarte