LAS ABEJAS CRIOLLAS
Del horizonte espléndido y sonoro
ha venido un enjambre al alma mía,
y en el romero azul de mi poesía
derrama el son de sus abejas de oro.
Oigo en mi pecho su divino coro
tejer las áureas celdas de ambrosía,
y al rumor de su santa letanía
labrar con rubias mieles su tesoro.
Tus abejas de luz, radiante Habana,
han entrado en mi pecho esta mañana,
viniendo de tus flores tropicales.
¡Ciudad que hace poesía cuanto toca:
lleva mi corazón hasta tu boca,
tú que lo has vuelto un vaso de panales!
Salvador Rueda