SONETO
A LA MUERTE DEL SEÑOR REY FELIPE IV
¡Oh cuán frágil se muestra el ser humano
en los últimos términos fatales,
donde sirven aromas Orientales
de culto inútil, de resguardo vano!
Sólo a ti respetó el poder tirano,
¡oh gran Filipo! pues con las señales
que ha mostrado que todos son mortales,
te ha acreditado a ti de Soberano.
Conoces ser de tierra fabricado
este cuerpo, y que está con mortal guerra
el bien del alma en él aprisionado;
y así, subiendo al bien que el Cielo encierra,
que en la tierra no cabes has probado,
pues aun tu cuerpo dejas porque es tierra.
Sor Juana Inés de la Cruz