SONETO
EFECTOS MUY PENOSOS DE AMOR, Y QUE NO POR GRANDES SE IGUALAN CON LAS PRENDAS DE QUIEN LE CAUSA
¿Vesme, Alcino, que atada a la cadena
de amor, paso en sus hierros aherrojada
mísera esclavitud, desesperada
de libertad, y de consuelo ajena?
¿Ves de dolor y angustia el alma llena,
de tan fieros tormentos lastimada,
y entre las vivas llamas abrasada
juzgarse por indigna de su pena?
¿Vesme seguir sin alma un desatino
que yo misma condeno por extraño?
¿Vesme derramar sangre en el camino,
siguiendo los vestígios de un engaño?
¿Muy admirado estás? ¿Pues ves, Alcino?
Más merece la causa de mi daño.
Sor Juana Inés de la Cruz