EL DÍA DEL DESENGAÑO
(ESCENA DE INVIERNO)
¡Qué feo, qué triste, qué oscuro el cielo,
De lodo y nieve revuelto el suelo,
Violento el viento refunfuñando,
Crudo chubasco remolineando
Y el horizonte relampagueando,
Con negro amago de tempestad!
¡Y todo el mundo fuera de casa!
¡Oh, qué derrota la que nos pasa,
Todos con ira, todos a escape,
Todos cual gatos oyendo el zape;
Ya se resbalan, ya se atropellan,
Allí se insultan, allá se estrellan,
Uno se ensarta con un paraguas,
Otro se enreda con treinta enaguas;
Ruedan, se encharcan, se inutilizan,
Contra una esquina se desnarizan
Y echan centellas y echan venablos,
Y hacen un gesto de iniquidad!
¡Día de perros, día de diablos!
¡Está lucida la humanidad!
Aquí deseaba yo a las bonitas;
¡Ay, qué catástrofes! ¡ay, qué cuitas!
¡Truun...! de asiento. ¡Troón! de bruces,
¡Jesús! es cosa de hacerse cruces.
¿Cuál es más puerca? ¿cuál es más fea?
¿Quién que hoy las mire las galantea?
¿Quién escuchando sus alharacas...
Mas... ¡qué horror! ¡cielos...! ¡oh piernas flacas!
¡Oh apocalipsis de la beldad!
¡Día de diablos, día de perros
En que das cuenta de tantos yerros
Con tus flaquezas, oh humanidad!
Nueva York, noviembre 18: 1856.
Rafael Pombo