A TÍA PEPITA
Mi retrato habéis pedido,
Y a atención tan lisonjera,
Pudiera pensar cualquiera
Que yo no he correspondido;
Por eso ante todo os pido
El más humilde perdón,
Pero si es vuestra razón
Tan justa como galante,
Tal vez mi estigma levante
La presente exposición.
Mientras más ardiente y viva
Es por vos mi gratitud,
Me ha puesto vuestra virtud
En peor alternativa.
Antes pues de que reciba
Ese perdón que os pedí,
Voy a probaros aquí,
Como uno y uno son dos,
Que ese que imploro de vos
Lo podéis pedir de mí.
Pedir el retrato a un feo
No es cosa tan lisa y llana
Que no le enrede la gana
Al más ferviente deseo.
Me suponéis, según veo,
Madura filosofía;
Mas no habrá galantería
En que yo os ponga delante
Un sobrino semejante
De una semejante tía.
¿Por qué no pedís más bien
Que os haga vuestro retrato?
Cuando a tan dulce mandato
No hay más que decir ¡amén!
Las tintas del mismo Edén
Mejoraran mi paleta,
Y si el pincel interpreta
Lo que dicte el corazón,
Fuera en vuestra evocación
Gran pintor o gran poeta.
Rafael Pombo