EL ÚLTIMO INSTANTE
BAMBUCO
Si sólo un instante resta
A nuestro amor desgraciado,
Y si ese instante ha llegado
Para nunca mas volver,
¡Deja, por Dios, este instante
Que te acaricie y te adore
Que de amor y angustia llore,
Y que llore de placer!
Postrer vez tus blandas formas
Sobre mi amante regazo,
Tu cuello sobre mi brazo
Y el otro en torno de ti.
Locos, atónitos, ebrios.
En delicioso desmayo,
Pidamos que venga un rayo
A refundirnos así.
¡Al negro umbral de un infierno
De sufrimiento infinito,
Den nuestras almas un grito
De inmensa felicidad!
Que nunca nieguen que amaron,
Que un paraíso perdieron:
¡Soñaron cuanto quisieron,
Y ese sueño fue verdad!
¡Venga un beso! y sea más dulce
Que aquel primer dulce beso,
Y el mismo ardiente embeleso
Timbre en tu mágica voz.
Gocemos cual dos que ausentes
Tornan al fin a abrazarse,
No cual dos que al separarse
Se dan el último adiós.
¿Último? No, amada mía,
Que el corazón con que te amo
Fiel a ti como a su amo
El perro del montañés,
Del naufragio de la vida
Me rescatará triunfante
Para que venga anhelante
A deponerlo a tus pies.
¿Último? no, que a despecho
Del envidioso destino,
No ha de faltarme camino
Para volver hasta ti;
Ave de amor que anidaste,
Yo sabré tender el vuelo
Tras del ángel hasta el Cielo,
Tras de la mujer aquí.
Mas mientras llega la hora
Del recuerdo y de la ausencia
Y unida con tu existencia
Veo mi existencia correr;
¡Deja, por Dios, este instante
Que te acaricie y te adore,
Que de amor y angustia llore,
Y que llore de placer!
Bogotá, abril: 1854.
Rafael Pombo