LOS BUSCA-TESOROS
Un viñador a punto ya de muerte
Habló a sus tristes hijos de esta suerte:
—«Nuestro viñedo un gran tesoro esconde.
Cavad, buscadlo». —«¿Pero en dónde, en dónde?»
Preguntaron los hijos; y él repuso
—«¡Cavad!» y adiós, la muerte se interpuso.
Estaba aún su sepultura floja,
Cuando, para solaz de su congoja,
Entraron al viñedo los dolientes
Con todos los aprestos convenientes
Y batieron el suelo en tal estilo,
Que ni un solo terrón quedó tranquilo.
Pasáronlo después por un harnero
Y, ¡ridículo chasco! hallaron... cero;
Y fatigados de tesón tan vano
Declararon delirio del anciano
La herencia, y se ausentaron en seguida
A buscar modo de ganar la vida.
Mas no corrido un año todavía
Volvieron al viñedo, y cuál sería
Su asombro al ver que cada vid cargaba
¡Tres veces más de lo que siempre daba!
Entonces comprendieron el consejo
Del viñador, y que era un sabio el viejo,
Pues la tierra en sus ámbitos no encierra
Mejor tesoro que la misma tierra.
Rafael Pombo